En este western clásico, Henry Fonda y Anthony Quinn limpian una ciudad sin ley, solo para descubrir que hay aún más asuntos pendientes.
La ciudad de Warlock está plagada de una banda de matones, por lo que la gente del pueblo contrata a Clay Blaisdell, un famoso pistolero, para que actúe como alguacil. Cuando aparece Blaisdell, lo acompaña su amigo Tom Morgan, un jugador de pies torpes. La gente del pueblo, preocupada por la actitud de Blaisdell, contrata a uno de los matones reformados, Johnny Gannon, para que acepte el puesto de alguacil oficial en rivalidad con Blaisdell.