La profecía

Giulia (13 años) y Riccardo (11 años) llegan a Castelcorvo, a la casa de campo que acaba de comprar su tía Margherita para convertirla en un hostal. Sus padres deben viajar por negocios y le piden a Margherita que cuide a los niños. Giulia y Riccardo, sin embargo, no conocen a nadie en ese lugar y Riccardo se desanima porque su celular no tiene servicio de Internet. Los hermanos entablan amistad con Matteo (11 años) y Betta (12 años), dos niños lugareños: él colecciona fotografías de escarabajos; y ella es una niña imprudente. Dos extraños de los que los otros niños de Castelcorvo disfrutan burlándose. Aldo, el jefe de los acosadores, aborrece en particular a Matteo a quien le quita el teléfono, mientras se burla de él, y luego lo lanza a un cerco. El lugar donde va a parar el teléfono es el jardín de las Hermanas Twisted, dos ancianas de las que todos los niños del pueblo creen que son brujas. Aunque tienen miedo de entrar en ese patio, los cuatro niños entran de todos modos para recuperar el teléfono. Sin embargo, de repente, se encuentran con las Hermanas Twisted. Una de las dos ancianas lleva un cuervo en el hombro y les da a los niños una extraña tarjeta de cobre con un acertijo misterioso. Las dos recitan una profecía inquietante: "El viaje terminará y uno de los caballeros no regresará. Olvidado quedará y nunca nadie lo buscará". Esa misma noche Giulia y Riccardo intentan resolver el enigma y hablan de la profecía: "Solo son incoherencias de dos ancianas locas", dice el niño, "No puedes creer que sean realmente brujas, ¿verdad? ¡Porque las brujas no existen!" Esa noche, mientras Giulia duerme en el ático que su tía conviritó en habitación, la música proveniente del viejo radio reloj que tiene en su mesita de noche la despierta. La pequeña niña abre los ojos y se da cuenta de que son las 23:61... ¡Una hora absurda! Y frente a ella, hay un chico desconocido. En cuanto ella enciende la luz... este chico ya había desaparecido.