Es el año 1988, y Silvio Santos, el más grande presentador de la televisión brasileña, es diagnosticado con un grave problema en las cuerdas vocales, el cual lo puede dejar sin habla. A partir de entonces, el miedo a verse obligado a abandonar el escenario le trae recuerdos de su trayectoria.
Es el año 1988, y Silvio Santos, el más grande presentador de la televisión brasileña, es diagnosticado con un grave problema en las cuerdas vocales, el cual lo puede dejar sin habla. A partir de entonces, el miedo a verse obligado a abandonar el escenario le trae recuerdos de su trayectoria: desde su infancia como vendedor ambulante hasta la lucha por obtener la concesión del Sistema Brasileño de Televisión, durante la dictadura militar.