En un tranquilo pueblo de Dakota del Norte, donde el índice de criminalidad es tan bajo que la gente no suele cerrar la puerta de casa, Andrew Sadek, un universitario de 20 años, desapareció misteriosamente en mayo de 2014 y fue encontrado muerto casi dos meses después. Lo que los amigos y la familia de Andrew no sabían era que, en los meses previos a su muerte, había sido coaccionado para que se convirtiera en informante de un violento cuerpo policial.
En un tranquilo pueblo de Dakota del Norte, donde el índice de criminalidad es tan bajo que la gente no suele cerrar la puerta de casa, Andrew Sadek, un universitario de 20 años, desapareció misteriosamente en mayo de 2014 y fue encontrado muerto casi dos meses después.
Lo que los amigos y la familia de Andrew no sabían era que, en los meses previos a su muerte, había sido coaccionado para que se convirtiera en informante de un violento cuerpo policial.