Johnnie Cochran y F. Lee Bailey cruzan el país para conseguir las cintas de Mark Fuhrman. El juez debe decidir si se admiten como prueba las cintas con los insultos racistas que contienen.
Las presuntas cintas con las incendiarias declaraciones de Mark Fuhrman se vuelven el foco de la defensa, y Cochran y Bailey deben cruzar el país para protegerlas. El juez Ito se ve forzado a sacar una prueba que trastoca por completo el juicio. Tanto la fiscalía como la defensa colapsan ante la posibilidad de la anulación del juicio, mientras la amenaza de reacciones violentas sobrevuela Los Ángeles. La tensión entre Darden y Cochran llega a un punto crítico en el juicio y Fuhrman facilita una oportunidad a la defensa.