Una sucesión de espantosas muertes acaban convenciendo al embajador estadounidense de que su hijo de 5 años de edad es, en realidad, el Anticristo.
El hijo de Satán ha llegado a la Tierra y no está dispuesto a permitir que sus padres humanos se entrometan. Cuando el embarazo de su esposa Katherine (Lee Remick) provoca la muerte del feto, en un hospital de Roma, el diplomático estadounidense Robert Thorn (Gregory Peck) lo sustituye por otro bebé, cuya madre falleció. El pequeño Damien (Harvey Stephens) va creciendo, pero el día de su quinto cumpleaños, su niñera muere de forma misteriosa. Poco más tarde, el padre Brennan (Patrick G. Troughton) también fallece después de advertir a Thorn de que ha adoptado al hijo de Lucifer. Mientras la siniestra nueva niñera Mrs. Baylock (Billie Whitelaw) protege en todo momento a Damien, los temores de Thorn se disparan cuando el fotógrafo Jennings (David Warner) le muestra fotos tomadas en la fiesta de Damien que muestran la futura muerte de la niñera y Brennan. Thorn acude entonces a Bugenhagen (Leo McKern), un exorcista que confirma la identidad de Damien y asegura a Thorn que la única solución pasa por asesinar a su hijo adoptado. Según se las muertes se van sucediendo, Thorn intenta cumplir con su deber, pero la ley se interpondrá en su intento de salvar al mundo del futuro Armaguedón.