¡El padre de Bluey y Bingo tiene que dejar de jugar e irse a trabajar, pero las niñas lo lían para que siga jugando con ellas en la cama elástica todo lo posible!
El padre de Bluey es el rey de la cama elástica y las niñas no se cansan de jugar. Sin embargo, se va trabajar y las niñas no soportan que se tenga que ir. Le insisten en que no se puede ir sin desayunar como es debido y lo convencen para jugar a desayunar. Se prepara entre botes un desayuno. Bingo y Bluey son las tostadas, los huevos y hasta un batido repugnante. Como todo lo bueno acaba, Bluey tiene que despedirse. Está muy triste, así que su padre le encarga una tarea: inventarse juegos nuevos. Bluey acepta el reto y, con ayuda de un aspersor del jardín convierte la cama elástica en una centrifugadora de ensalada en la que saltan su madre y Bingo, encantada.