Carlos Rivera regresa a Huamantla, México, el pueblo de ensueño en el que creció. Fueron años en los que su abuela fue su sostén para seguir adelante. El camino no fue nada fácil, al punto que él mismo debió organizar sus recitales, financiados por los pequeños comercios del lugar. El agradecimiento es eterno, por eso dará un show para los habitantes de la ciudad que lo apoyó.
Carlos Rivera regresa a Huamantla, México, el pueblo de ensueño en el que creció y donde nació su vocación artística. Fueron años en los que su abuela fue su sostén para seguir adelante. Mientras recorre Huamantla, recuerda que no fue un camino fácil, y que él mismo debió organizar sus recitales, financiados por los pequeños comercios del lugar. El agradecimiento es eterno, por eso dará un show para los habitantes de la ciudad que lo ayudó en su carrera artística, que lo vio caer y que estuvo siempre ahí para levantarlo.