Durante la década de 1980, Sugar Ray Leonard y Roberto Durán establecieron una cautivante rivalidad que marcó el tono de la edad dorada del boxeo contemporáneo. Sus dos peleas durante un período de cinco meses hicieron despegar este deporte, pero después de todo el bombo publicitario, dos palabras pronunciadas en su segundo encuentro iban a dar lugar a una sensación de misterio, confusión e intriga que ha perdurado hasta el día de hoy.
En medio de la edad de oro del boxeo contemporáneo se destacaron dos pugilistas que establecieron una cautivante rivalidad. Sus dos peleas durante un período de cinco meses en 1980 contaron con todos los condimentos de un clásico. Sugar Ray Leonard, que se había convertido en un astro después de la medalla de oro en los Juegos de Verano de 1976, versus Roberto Duran, el boxeador más duro — algunos también dirán el más infame — de todos los tiempos. El director, Eric Drath, explora el drama, la acción y esas dos palabras pronunciadas en el segundo de sus combates, que siguen generando una sensación de misterio, confusión e intriga que ha perdurado hasta el día de hoy.